Join the Hispanic Ministry for the Feast of Our Lady of Guadalupe!
Come and celebrate the Feast of Our Lady of Guadalupe with our Hispanic Ministry as we bring to life the miraculous story of St. Juan Diego and the apparitions of the Blessed Virgin Mary on Tepeyac Hill.
Experience a live reenactment filled with faith, color, music, and devotion as we honor Our Lady of Guadalupe, the Mother of the Americas. Walk with Juan Diego as he encounters the radiant Virgin, hear her tender words of love and hope, and witness the miracle of her sacred image that continues to inspire millions today.
Join us for this beautiful celebration of faith and culture — a time for prayer, reflection, and community.
📅 Date: [Insert Date]
🕒 Time: [Insert Time]
📍 Location: [Insert Parish Name & Address]
All are welcome! Come dressed in traditional attire if you wish, and bring your family to share in this joyful and moving tribute to Our Lady of Guadalupe.
Descripción para una representación en vivo: “La Aparición de la Virgen de Guadalupe”
La escena se desarrolla en el cerro del Tepeyac, una mañana fría del año 1531. Entre la neblina, se escucha el canto suave de los pájaros. Juan Diego, un humilde indígena convertido al cristianismo, camina rumbo a misa, envuelto en su tilma de fibra de maguey.
De pronto, una luz brillante ilumina el camino. Los pájaros guardan silencio. Juan Diego levanta la vista y ve, sobre el cerro, una figura resplandeciente. Es una Señora vestida de sol, con un manto azul lleno de estrellas y un rostro lleno de ternura y compasión.
Con voz suave y maternal, la Virgen le dice:
“Juanito, Juan Dieguito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?”
Tembloroso, Juan Diego se arrodilla y responde con respeto que va a Tlatelolco, a oír la doctrina. La Señora continúa:
“Sabe, hijo mío, que yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive. Deseo que aquí se me construya un templo, para mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los que me invoquen y en mí confíen.”
Juan Diego, emocionado, promete cumplir su misión y va a ver al obispo, Fray Juan de Zumárraga, para transmitir el mensaje. Pero el obispo duda y pide una señal.
Más adelante, la Virgen le ordena subir al cerro y recoger flores —rosas de Castilla, que milagrosamente florecen en pleno invierno—. Juan Diego las coloca en su tilma y las lleva al obispo.
Cuando extiende su manto, las flores caen al suelo, y aparece impresa la imagen milagrosa de la Virgen de Guadalupe.
El obispo, maravillado, cae de rodillas. El milagro se ha cumplido. Desde entonces, la Virgen de Guadalupe se convierte en madre y patrona del pueblo mexicano, símbolo de fe, esperanza y unidad.